tensiómetro

La tensión alta, grave problema de riesgo cardiovascular

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En España, los problemas cardiovasculares suponen la principal causa de muerte año tras año. Estas irregularidades pueden estar provocados por diversos factores, y entre ellos destaca la tensión alta como fuente de sobreesfuerzos y complicaciones para la salud del corazón. Esta hipertensión supone un aumento en la presión a través de la cual el músculo cardíaco propulsa sangre hacia el resto del organismo, de modo que resiente la eficacia de su funcionamiento.

Del mismo modo que el momento de tensión es cuando llega en el momento en que el músculo envía la sangre, la mínima tiene lugar cuando se produce la relajación. Los efectos de este trastorno derivado de la tensión alta se traducen en una hipertrofia ventricular, pues los músculos cardíacos se expanden para intentar compensar esta exigencia añadida, si bien el problema llega porque el riego sanguíneo no crece proporcionalmente y se propicia la aparición de disfunciones coronarias.

Asimismo, la expansión de las paredes del corazón también desemboca en posibles arritmias y desgastes que resienten la salud del corazón. La hipertensión conlleva a su vez un alto riesgo de trombosis o arterioesclerosis, que resienten el estado de las arterias hasta el punto de ocasionar incluso roturas en estos vasos sanguíneos.

Cómo detectar la tensión alta

Como es habitual en el ámbito médico, las medidas preventivas y los hábitos saludables son el camino hacia el bienestar de las personas. Lo mismo ocurre en materia cardíaca, de modo que para alejarse de riesgos como la hipertensión lo más recomendable es practicar una rutina sana y responsable hacia el bienestar del sistema cardiovascular.

Dentro de que cualquier persona es susceptible de tener la tensión alta, los mayores de 40 años son un colectivo más sensible a su aparición, así como aquellos que cuentan con antecedentes familiares. Sin embargo, un factor que dificulta detectar los casos es que la hipertensión no tiene síntomas reconocibles, por lo que la mejor manera de apreciarla es a través de revisiones médicas y proactividad por parte del paciente.

Los datos de la Sociedad Española de Hipertensión estiman que en España hay unos 14 millones de hipertensos y que unos cuatro millones aún no están diagnosticados, lo cual eleva los riesgos a los que se exponen. Los aparatos responsables de identificar si la tensión está por encima de lo adecuado son los llamados tensiómetros, que evalúan la presión a la que el corazón propulsa la sangre a través de los vasos responsables del riego.

La unidad de medida bajo la que se acogen estos parámetros son los milímetros de mercurio (mmHg). Se considera una presión arterial normal o correcta la que en su máximo (sístole) oscila entre 120 y 129 mmHg o entre 80 y 84mmHg si se toma en diástole. Registros algo inferiores, a no ser que ocasionen alguna irregularidad, también son apropiados.

En cuanto a la tensión alta, las cifras son preocupantes en la franja (en sístole) cuando alcanzan los 130-139 mmHg y ya son graves si rebasan esta cifra, mientras que la mínima (en diástole) la alarma llega entre 80 y 89 mmHg y a partir de entonces es ya severo. En las personas diabéticas, otro de los grupos con especial exposición a riesgos cardíacos, se consideran altas las cifras que rebasan los 140/85 mmHg. Este ritmo de funcionamiento cardíaco es el que desgasta su funcionamiento y propicia la aparición de daños o lesiones en el ámbito circulatorio.

Prevención en hipertensión

El primer paso para paliar los efectos de la hipertensión o tensión alta es impedir que aparezca. Para ello es esencial controlar los eternos factores de riesgo cardíaco, un conjunto de hábitos perjudiciales para el correcto estado del corazón. El tabaquismo, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol o las dietas inapropiadas son muy comunes en muchas personas, conductas que propician un aumento de la presión cardíaca y el ya mencionado desgaste excesivo del circuito del corazón.

Una vez detectada la tensión alta cobra especial importancia incorporar el deporte, la alimentación saludable, el abandono del tabaquismo y la renuncia a demasiado alcohol al día a día del afectado. No obstante, también es precisa la atención médica, ya que puede ser necesario el papel de cierta medicación antihipertensiva junto a estas recomendaciones para que la tensión vuelva a sus registros adecuados.

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