El corazón en vacaciones y su peligrosa relación con el alcohol
A medida que el calendario va avanzando y se acercan las fechas veraniegas se empiezan a planificar esos días de descanso, quizá a muchos kilómetros de nuestro puesto de trabajo, y prepararse para disfrutar de un tiempo de asueto y relajación. En función de los gustos y disponibilidades de cada persona el destino elegido puede ser playa, montaña o urbano, pero lo cierto es que las ganas de que llegue este periodo son grandes.
Cómo no, también hay que tener en cuenta que el corazón nos va a acompañar a todas partes, pero es importante combatir el llamado síndrome del corazón en vacaciones. A pesar de que su nombre podría tener connotaciones positivas, es preferible evitar este trastorno puntual y propio de fechas veraniegas y de ocio.
Efectivamente, no es lo mismo llevarse al corazón a este parón laboral que tener el corazón en vacaciones, uno de los grandes peligros de los meses veraniegos según señalan los cardiólogos. Este trastorno cardíaco recibe esta denominación porque es especialmente frecuente en los meses vacacionales, puesto que se produce por la ingesta excesiva de alcohol en días concretos. Dado que durante el verano, especialmente en las vacaciones de los más jóvenes, es habitual beber más que en otras fases del año, aumenta así el riesgo de padecer esta irregularidad cardíaca entre este sector.
Este percance sanitario está reconocido como tal desde 1978 y comenzó a apreciarse en fechas señaladas como la Navidad o el Año Nuevo, donde las reuniones familiares y el ambiente festivo a menudo se traducen en un consumo extraordinario de alcohol e incluso en la mezcla de varias bebidas distintas, que son particularmente perjudiciales para el bienestar general. De hecho, un estudio (The holidays as a risk factor for death) llevado a cabo por la universidad estadounidense de Duke demostró que el Día de Navidad es en el que se dan más muertes por fallos cardíacos, seguido por el 26 de diciembre y el 1 de enero.
El síndrome del corazón en vacaciones suele estar vinculado a los más jóvenes, ya que en sus vacaciones veraniegas es habitual que el alcohol juegue un papel importante en su ocio, especialmente en fechas señaladas o fiestas determinadas. Los peligros del alcohol ya han sido señalados en muchas ocasiones, y es que se trata de una sustancia tóxica para el corazón cuyo consumo en un plazo corto de tiempo supone que se liberen adrenalina y noradrenalina, sendas hormonas que aceleran el ritmo cardíaco.
Los síntomas y razones del corazón en vacaciones
Los signos más frecuentes de esta alteración del funcionamiento del corazón son las arritmias, en forma de palpitaciones irregulares, fibrilaciones auriculares, falta de aire, vahídos o mareos. Lo más recomendable, como ante cualquier incidencia cardíaca, es solicitar ayuda y consejo médico, aunque lo más común es que estos síntomas se erradiquen tan pronto como el alcohol se metabolice y elimine del organismo. Que la mayor parte de personas que sufren este corazón en vacaciones no padezcan de ningún tipo de cardiopatía previa demuestra que es un suceso puntual y que puede afectar a cualquiera, si bien sus efectos no son graves.
A su vez, el verano en particular suele ser un periodo en el que, gracias al buen tiempo, abundan planes como barbacoas o formas de ocio que suponen excesos si se comparan con las rutinas habituales de las personas. Estas sobrecargas en forma de caprichos tanto alimenticios (dulces, comidas fuera de casa, aperitivos) como en la bebida suponen un esfuerzo adicional para las arterias y al sistema cardiovascular, que también pueden verse afectadas por estos hábitos veraniegos.
Lo mismo ocurre con las prácticas deportivas. Del mismo modo que la actividad física moderada es muy positiva para el corazón, querer aprovechar los meses de verano para practicar deportes nuevos o tratar de ponerse bien físicamente a base de sesiones excesivamente intensas tampoco es beneficioso para el organismo no solo por las lesiones musculares que puedan acarrear, sino que pueden sorprender al corazón al solicitarle un rendimiento al que no está habituado.
Por consiguiente, para que el síndrome del corazón en vacaciones no se traduzca en un percance cardíaco durante los días más deseados del año, es importante ser consciente de que los excesos de cualquier clase no son positivos para nuestra salud. En el caso del alcohol, un consumo elevado en días concretos, conducta demasiado frecuente entre los jóvenes, puede generar los ya mencionados percances cardíacos, así que es preferible disfrutar de las vacaciones con prudencia y moderación para que el corazón también descanse, que merecido lo tiene.
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