La importancia de los desfibriladores en la universidad
Una de las máximas de la cardioprotección es la de incorporar desfibriladores a espacios que reúnen a un alto número de personas para que en caso de que se sufra un paro cardíaco el lugar esté adecuadamente preparado para reaccionar y poder salvar una vida. A pesar de que no existe una legislación nacional que obligue a instalar estos dispositivos, pues es responsabilidad de las Comunidades Autónomas legislar al respecto, son muchas las entidades públicas y privadas que incorporan desfibriladores para cardioproteger a miles de personas, incluido el mundo de la universidad.
La triste noticia del fallecimiento en las últimas semanas de una joven estudiante en la universidad de Málaga mientras atendía a una de sus clases ha puesto de relieve dos realidades que se deben tener muy en cuenta de cara al bienestar cardíaco de toda la sociedad: por un lado, que el paro cardíaco es súbito y que cualquier persona es susceptible de sufrirlo, especialmente si forma parte de los grupos de riesgo; por otro, que la no presencia de un desfibrilador en esa universidad impidió aumentar las probabilidades de supervivencia. Entre aulas, despachos, campus, cafeterías, instalaciones o áreas de ocio son miles las personas que quedarían cardioprotegidas gracias a los desfibriladores.
En las universidades hay una gran cantidad de profesores, alumnos, personal de todo tipo y ciudadanos que pueden encontrarse en sus proximidades y sufrir igualmente una incidencia cardíaca. Por tanto, estos equipos tienen la capacidad de ayudar a miles de personas en sus alrededores. La solución Desfibrilador Operacional Conectado (DOC) es un tipo de desfibrilador patentado por B+Safe, y está especialmente indicada para esta clase de edificios, ya que su sistema de geolocalización permite que, cuando se accione, los servicios de emergencias reciban las coordenadas exactas de ese punto y acudan lo antes posible. Mientras tanto, la tele-asistencia conecta al usuario con un especialista que le indica cómo debe actuar hasta que llega la atención médica.
La universidad, con desfibriladores
Son varios los centros universitarios que están equipados con estos dispositivos inteligentes por toda España, tanto públicos como privados. A los primeros pertenecen las siguientes facultades de la Universidad Complutense de Madrid (UCM): Veterinaria, Ciencias Biológicas, Geológicas, Educación, Filología, Filosofía, Física, Estadística, Geografía e Historia, Documentación y tres recientes en Ciencias de la Información. Entre todas ellas cuentan con 18 DOC, así que quedan cardioprotegidas en caso de que estudiantes o trabajadores sufran un paro cardíaco.
“Está bien saber que hay desfibriladores a nuestro alcance, salen muchas noticias de paros cardíacos y tranquiliza saber que hay universidades previsoras”, señala S. B., una joven estudiante que está finalizando su posgrado en Biología en su facultad cardioprotegida de la UCM. A estos dispositivos se suman los 7 desfibriladores DOC presentes en el madrileño Centro de enseñanza universitaria SEK, que a su formación avanzada incorpora el cuidado cardíaco a alumnos, docentes y personas del entorno.
Además de en la capital, en Cataluña también hay varios centros equipados con desfibriladores dispuestos para la atención de miles de corazones. A través del servicio prestado por B+Safe no solo se incluyen los dispositivos, sino que se presta formación en soporte vital básico (SVB), reanimación cardio pulmonar (RCP) y en el uso del desfibrilador a personal de cada universidad. Así, hasta la llegada de los servicios de emergencia, estos trabajadores pueden ir ayudando al hipotético afectado por el paro cardíaco.
“Que la gente que trabaja en las facultades sepa hacer masajes cardíacos y atender con el desfibrilador a quien lo necesite hasta que llegan los médicos puede ayudar a salvarle la vida a esa persona”, entiende A. V., estudiante de Derecho y Administración de Empresas (DADE) en la Universidad Autónoma de Barcelona, cuya Vila universitaria cuenta con la cardioprotección de un DOC. Por su parte, la Universitat Internacional de Cataluña tiene instalados otros cinco de estos desfibriladores, equipos cuya presencia aporta un extra de seguridad cardíaca para todas las personas que a diario frecuentan este centro de formación avanzada.
La presencia de desfibriladores en espacios públicos y que reúnen a cantidades elevadas de personas supone un compromiso destacado hacia aquellos que trabajan, estudian o visitan estos lugares tan concurridos. Los centros educativos, sean de la edad que sean sus estudiantes, son puntos clave para disponer de cardioprotección y las tecnologías sanitarias adecuadas. Por lo tanto, que en cualquier universidad haya un desfibrilador es sinónimo de compromiso hacia miles de corazones, un compromiso que puede salvar vidas y superar una parada cardíaca.