
El 82 % de las playas con bandera azul tiene desfibriladores
Los espacios públicos que reúnen a cantidades elevadas de personas son áreas en las que disponer de un desfibrilador es crucial para garantizar el bienestar cardíaco de los allí presentes, que pueden pertenecer a grupos de riesgo o sufrir de alguna clase de complicación en el corazón, así como posibles ahogamientos. Por tanto, a mayor volumen humano, mayor es la probabilidad de que ocurra algún incidente ante el cual estar preparado. Es el caso de las playas, donde en verano se agolpan miles de personas.
La presencia de cardioprotección en los arenales se convierte así en un valor añadido para los que se decidan a descansar, bañarse o tomar el sol en estos espacios. Al igual que contar con socorristas presta una garantía a los bañistas, estos dispositivos son uno de los aspectos que en España permiten distinguir a unas playas de otras y que la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) tiene en cuenta a la hora de emitir su valoración anual de las playas premiadas con bandera azul.
Además del servicio de los socorristas, con su equipamiento médico y logístico, el esfuerzo físico que se suele efectuar en ellas en forma de natación, ocio infantil, correr por la arena o actividades como el surf conllevan que la presencia de desfibriladores sea especialmente indicada. Toda medida de prevención es clave para el beneficio de la salud de los bañistas y visitantes.
En su informe previo al verano de este 2017, la ADEAC ha catalogado a 579 arenales españoles con este máximo distintivo de calidad, que se traduce en 504 kilómetros y la asistencia de millones de personas a en ellas durante los momentos de máxima afluencia. De esta suma, el 82 % (475 playas) está equipado con un desfibrilador. Esta asociación valora muy positivamente que estos equipos se vayan incorporando a los litorales españoles, puesto que no es obligatorio sino recomendable y solo desde hace cuatro años.
Como se ha señalado anteriormente, una parada cardíaca no tiene por qué ocurrirle solamente a las personas que estén activas y haciendo deporte, sino que puede afectar a cualquier persona que esté en las playas. Especialmente sensibles son los que forman parte de los grupos de riesgo, cuyo corazón se enfrenta a una mayor amenaza cardiovascular independientemente de dónde se encuentren estos individuos.
El pasado año 2016, según los registros del Informe Anual de Ahogamientos que publica la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, las personas fallecidas por ahogamiento en España ascendieron a 437, un 5 % más que en 2015. Dado que buena parte de ellos tuvieron lugar en playas no vigiladas, el aumento del número de desfibriladores disponibles en las costas conlleva que sean muchos más quienes puedan beneficiarse de sus propiedades, aunque para ello es esencial la concienciación del peligro del mar, especialmente en puntos sin la vigilancia adecuada.
En busca de incrementar la cardioprotección de sus clientes y de todos aquellos que disfrutan de sus vacaciones en las playas, son varios los chiringuitos o establecimientos próximos a los litorales que se han decidido a equipar sus instalaciones con un desfibrilador. Así consiguen aumentar las prestaciones de cuidado cardíaco a miles de personas más, además de llevar estos equipos a playas que no cuentan con bandera azul o carezcan de estos dispositivos.
La toma de conciencia social y de las entidades públicas y privadas lleva a que esté multiplicándose la presencia de desfibriladores disponibles para el cuidado cardíaco general. También ocurre en las zonas de costa gracias a hoteles cardioprotegidos, puertos marítimos que cuentan con estos equipos o establecimientos de ocio que se comprometen con la prevención cardíaca no solo para sus clientes, sino también para cualquier persona que pueda necesitar reanimación en las proximidades.