¿Por qué instalar un desfibrilador en mi empresa?
En los últimos años el número de DESAS (Desfibrilador Externo Semiautomático) en nuestro país ha ido aumentando hasta un +150% según un estudio de la empresa B+SAFE, extendiendo la cultura de la cardioprotección a lugares como polideportivos, ayuntamientos, hoteles, comunidades de vecinos, etc.
Todo ello junto a un incremento de las formaciones en RCP y uso del DESA entre el personal que pudiera hacer uso del mismo, tal y como marca la legislación vigente de cada comunidad autónoma.
En medio de todo este auge por proteger a la población frente a posibles emergencias cardíacas, han tenido mucho que ver aquellas Comunidades que han decidido implantar una legislación propia que regule el uso, instalación y mantenimiento de desfibriladores.
En la actualidad ya son 11 las comunidades autónomas que han publicado su propia normativa. En términos generales, todas coinciden en la necesidad de dotar de desfibriladores semiautomáticos a espacios con gran afluencia de personas, o bien cuya actividad suponga un factor de riesgo para la salud del corazón.
De tal modo que negocios como hoteles, residencias o centros comerciales están obligados a disponer de al menos de un DESA, así como polideportivos, gimnasios o patrullas de policías.
Las primeras regulaciones
Si indagamos en las primeras legislaciones que obligan a contar desfibriladores de uso público estas se pusieron de relieve cuando dos compañías aéreas fueron demandadas con éxito en EE. UU. porque no había un DESA para tratar a los pasajeros que sufrieron paros cardíacos durante un vuelo.
En los últimos años se han producido numerosos fallecimientos tanto de personal de vuelo como de pasajeros por parada cardiorrespiratoria durante vuelos en avión. Los cardiólogos advierten de que un desfibrilador externo automático (DEA) a bordo evitaría el 65 % de las muertes súbitas en los aviones. Sin él, el porcentaje de éxito se reduce al 4 %.
Actualmente, en la Unión Europea no es obligatorio llevar un desfibrilador en cada avión. En cambio, en otros lugares del mundo, como en los Estados Unidos, sí lo es.
Invertir en un DESA
Invertir en un desfibrilador no es solo reforzar la seguridad de una empresa o espacio público, el poder hacer uso de uno de estos dispositivos en caso de emergencia puede salvar la vida de una persona.
Además, la responsabilidad no solo se ciñe a la instalación del DESA, según todas las normativas este debe estar debidamente mantenido con revisiones periódicas para verificar su correcto funcionamiento. Así como el suministros de elementos como los parches o cambio de las baterías.